Cuando vengas a Madrid, chulona mía…
Hoy es 2 de mayo, la fiesta de la Comunidad de Madrid. Es un día histórico en el que se conmemora el levantamiento contra las tropas de Napoléon en 1808.
Desconocida y admirada a partes iguales, al menos una vez al año acabamos yendo todos a Madrid a ver un partido de fútbol, algún musical o una obra de teatro.
¿Qué tendrán los madrileños? Bueno, nada que no tengamos los demás, pero a su manera. Os contamos un par de curiosidades:
Si naces en Madrid, eres gato. Si vienes de tres generaciones de madrileños -abuelos, padres, tú- eres “gato-gato”, la élite de lo autóctono en una ciudad y una región que en los últimos cinco siglos no ha parado de recibir emigrantes del resto de España y del mundo.
¿Por qué a los madrileños los llaman gatos?
Pues hay varias teorías. La más popular habla de una puerta de la muralla, cuando la villa de Madrid no era más que un pueblito pequeño, que daba al arrabal, lo que ahora sería el barrio de La Latina. Si esa zona es conocida hoy por el tapeo, entonces no lo era por otra cosa.
Los madrileños del siglo X u XI se ponían finos y regresaban a sus casas dentro de las murallas por la llamada Puerta de la Serpiente, hoy derribada. Como regresaban de noche y de aquella manera, dicha puerta era un lugar habitual de robos y atracos. Así que las autoridades la tapiaron. ¿Problema? Los vecinos seguían yendo a beber, pero al volver se encontraban con la muralla cerrada. ¿Solución? Treparla de cualquier manera. Y como en la Edad Media la iluminación no era la mejor del mundo, al verlos por la noche no sabías si estabas delante de un madrileño… o de un gato.
La otra versión, mucho más épica, dice que el rey Alfonso VI de Castilla conquistó Mayrit a los árabes gracias a un joven mozárabe, un cristiano que vivía en territorio musulmán, que trepó la muralla desde dentro para indicarle el punto débil por donde atacar. El monarca, al acabar la batalla, dijo: “He conquistado Madrid porque los madrileños son como gatos”.
Noble y épico como una película de Los Vengadores, ¿cuál de las dos versiones os suena más realista?
Y luego, la gran pregunta…
¿Cómo es posible que el bocadillo de calamares sea típico de Madrid, que no tiene mar?
Bueno, seguro que has escuchado alguna vez otro tópico: el mejor pescado se come en Madrid. ¿En serio? Pues… sí.
La tradición viene de época de Felipe II, muy aficionado al mismo, que dispuso que todos los días le trajesen desde las lonjas de Galicia el mejor pescado de temporada. Si eso era con las comunicaciones y capacidad de “refrigeración” del siglo XVI, imaginaos ahora.
Los restaurantes gallegos de Madrid, además, son la mayoría fundados por emigrantes de esa zona de España que llegaron entre finales del XIX y mediados del XX, así que no solo es la materia prima, también la forma de prepararla.
El bocata de calamares, más alimenticio que un kebab y más local que un taco mexicano, es solo la consecuencia natural.
Y finalmente, aunque se pierda y cada vez queden menos chulapos y manolas, el chotis, el baile típico de Madrid.
¿De dónde sale el chotis?
Pues cuando te cuenten que los madrileños son tal o cual u odian a alguien y son muy cerrados, recuerda que ‘chotis’ es una deformación de ‘scottish’ porque el origen del baile es centroeuropeo pero se atribuía a Escocia.
Sí, como suena. Es una danza polonesa que llegó a España a través de Austria y que se le da un nombre inglés. ¡Madrid era multicultural antes de que Lavapiés se pusiese de moda!
Así que ya sabes…
Cuando vengas a Madrid, chulona mía…
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