Monumentos naturales para conocer a Andalucía
El Día de Andalucía es además de la celebración de un hecho histórico, un momento ideal para reivindicar esta tierra. Que los turistas la adoran es indudable y que es extensa y rica en diversidad, también. Su vasto patrimonio cultural y natural es capaz de hacer las delicias de cualquiera.
Por eso cada 28 de febrero, día en el que se conmemora que Andalucía consiguió en 1980 su autonomía, es un buen momento para promocionar la región. Pero más allá de sus playas y sus principales monumentos –la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba o la Giralda de Sevilla– os queremos proponer conocer un poquito más. Un recorrido por algunos de sus monumentos naturales.
¿Y qué es exactamente esa figura de protección? Un impulso para la conservación del medio natural pero en elementos de dimensiones reducidas, muy abarcables geográficamente y fácilmente reconocibles. Por todo ello, están muy ligados a la sociedad que los rodea, que los siente como “sus monumentos”.
Hay más, pero aquí va una pequeña lista de los que hemos seleccionado para invitaros a recorrer la región y descubrir distintos rincones quizá no tan conocidos pero que también representan la variada y rica diversidad natural de Andalucía.
Arrecife Barrera de Posidonia – Almería
Entre Aguadulce y Roquetas de Mar se encuentra uno de los pocos arrecifes de Posidonia oceánica que aún queda en el litoral mediterráneo. Parece un alga, pero no, es una planta superior con cualidades muy peculiares. De hojas largas y verdosas con forma de cinta, puede alcanzar hasta un metro de longitud. Coloniza los fondos con un denso entramado de tallos y pequeñas raíces. Suele florecer entre septiembre y octubre y maduran los frutos entre marzo y abril.
La barrera que forma contribuye a evitar la pérdida de superficie en las playas. Eso sí, es una especie muy exigente respecto a las condiciones ambientales. En esta formación vive una amplia comunidad de fauna submarina. Una joya más del litoral andaluz.
Ha tenidos usos dispares: desde embalar el pescado para su transporte, al uso terapéutico, ya que su potencial curativo se utilizaba para aliviar dolencias de garganta y piel. Quizá lo más curioso es el uso que le dio el Papa Julio III como repelente de chinches en la cama. Hoy su aprovechamiento se centra en el indiscutible valor ecológico y ambiental, además de sus interesantes posibilidades en el sector de la agricultura.
Punta Boquerón – Cádiz
Una muestra más de la compleja formación de la costa gaditana. El Monumento Natural Punta del Boquerón, situado concretamente en el municipio de San Fernando, se inscribe en el interior del Parque Natural Bahía de Cádiz.
El parque natural se caracteriza por tener en su interior un intrincado sistema de marismas, resultado de la sedimentación fluvial en el estuario del Guadalete, de la acción del mar y del viento. La Punta del Boquerón es una flecha litoral compuesta por dunas vírgenes emergidas del Atlántico, frente a las Marismas de Sancti Petri.
En esta confluencia de mar, río, viento y tierra, la vida se mantiene en equilibrio. Por su ubicación, además, este monumento constituye un lugar de importante valor estratégico y defensivo. En este sentido, se pueden encontrar vestigios de las diversas civilizaciones y culturas como por ejemplo el castillo de Sancti-Petri ubicado en un islote frente a la desembocadura del caño del mismo nombre.
Cuevas de los Murciélagos – Córdoba
La Cueva de los Murciélagos es una de las más grandes de Córdoba con un recorrido abierto al público de unos 800 metros, un desnivel de 76 metros desde la entrada y a una altitud de 960. Se le conoce por el importante yacimiento arqueológico que alberga, desde el Paleolítico Medio hasta la época romana, aunque destaca especialmente el Neolítico. La fama también le llega por la belleza de sus formaciones y sus pequeños lagos.
Su nombre se debe a la presencia de un gran número de murciélagos que habitaba en ella y que aunque ha disminuido, todavía se encuentran en las salas más profundas y más apartadas.
Las primeras noticias escritas sobre la Cueva de los Murciélagos aparecen en la obra de Manuel de Góngora Antigüedades Prehistórica de Andalucía (1868), pero no será hasta 1938 cuando se lleve a cabo una primera exploración, a cargo de oficiales del ejército.
Peña de Castril – Granada
Integrado en el casco urbano de Castril, esta formación geológica de notoria singularidad y belleza está asentada en la margen de izquierda del río homónimo, en el extremo nordeste de la provincia, en la comarca del Altiplano. Sobre ella se encuentran los restos de un castillo árabe.
Elementos naturales y humanos se integran totalmente en el paisaje, puesto que el pueblo, que tuvo su origen hace unos 2.000 años, nació en las faldas de esta peña por lo que el valor geológico y paisajístico es muy elevado.
Con una altura de 120 metros, el pueblo y la Peña se asientan en la margen del río que transcurre por un estrecho cañón de paredes casi verticales. Desde su mirador, situado a más de cien metros de altura, se aprecian unas excelentes vistas del Parque Natural Sierra de Castril, el vecino de Cazorla, Segura y Las Villas y de las depresiones de Baza y Guadix. Junto a la Peña se encuentra el Cristo del Sagrado Corazón y los restos de un antiguo castillo árabe. Un poco más abajo, una iglesia sirve de punto de inicio de un pequeño recorrido que desciende hasta el profundo cañón.
Pino Centenario del Parador – Huelva
El pino piñonero es un árbol de talla media con copa en forma de sombrilla en su estado adulto. Se ha desarrollado más en extensión que en altura y es una de las reliquias que queda de la repoblación que a principios del siglo XVIII se hizo en Doñana. Su porte, retorcido y postrado sobre el suelo muy distinto al erguido habitual de la especie, es lo que le confiere atractivo. El juego de estructuras, sombras y luz permite ver caprichosas formas inusuales. Torsiones, contraluces y texturas que maravillan a todo el que se acerque a verlo.
Se encuentra en la localidad de Mazagón, en el municipio de Moguer, muy cerca del Parque Natural de Doñana pero fuera de este. Es testigo de la época y una reliquia de aquellas repoblaciones, de ahí el interés que despierta en el ámbito de la educación ambiental al permitir demostrar cuál es la capacidad del hombre para transformar el territorio. Una muestra de la naturaleza cercana y próxima pero a la vez sorprendente.
Huellas de los Dinosaurios – Jaén
Este monumento es un viaje al pasado. Se trata de un yacimiento paleontológico en el que es posible ver 24 huellas de dinosaurios. Sí, huellas de dinosaurios. Pertenecen a reptiles extintos del grupo de los arcosauiros, que aparecen en el planeta hace unos 250 millones de años. Las huellas de Santiesteban del Puerto se estima que son de hace unos 230.
No son fáciles de encontrar y para su formación tuvieron que darse una serie de condiciones ambientales. Como aparecen en la misma dirección, probablemente se trate de una escena de un grupo de animales dirigiéndose juntos a algún lugar.
Las icnitas aportan una valiosa información sobre aspectos del pasado biológico de los organismos que las generaron, como su tamaño, peso aproximados, la forma de moverse, la edad, detalles de su conducta e incluso hábitos sociales.
El Tornillo del Torcal – Málaga
El Paraje Natural de Torcal de Antequera constituye uno de los mejores y más espectaculares ejemplos de karst de toda Europa. Los sedimentos marinos de hace 150 millones de años se han ido erosionando por la lluvia, el viento y el hielo de forma constante. Así se ha generado una completa colección de piezas naturales a las que se les pueden atribuir semejanzas con forma de la vida cotidiana.
Entre ellas, destaca un elemento singular como es el Tornillo, una de las formaciones características originadas por la disolución y desagregación diferencial de los estratos calizos, que por su original y reconocible aspecto se identifica fácil y es utilizado como símbolo del parque.
El macizo del Torcal constituye una zona geográfica de rica y variada flora y fauna, lo que acrecienta sus valores naturales.
Cascada de Huéznar – Sevilla
En la ribera del río Huéznar se localizan una serie de pequeñas cascadas –la mayor de unos diez metros de caída– que se forman al arrojar el río sus aguas sobre unas peculiares formaciones calizas que se denominan travertinos. Estas rocas se forman por precipitación de la calcita cuando el agua cargada de carbonato cálcico libera parte del dióxido de carbono que contiene. Aportan valiosa información de la evolución de los últimos 30.000 años en la región.
En el entorno de dichas caídas de agua, conocidas coloquialmente como ‘Chorreras’, se puede observar un bosque de ribera en excelente estado de conservación. Se encuentra dentro del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla que ofrece la posibilidad de disfrutar de un idílico paseo, rebosante de riqueza y frescor, con aguas cristalinas cuya humedad proporciona el desarrollo de un bosque en galería que alberga flora y fauna que no podría desarrollarse en ambientes circundantes por necesitar la constante presencia de agua. La existencia de este bosque aporta al conjunto un enorme interés ecológico y didáctico.
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