
El sector agrario se adapta al cambio climático
La influencia del clima está presente en todas las actividades agrarias. De hecho, esta variable determina los lugares donde pueden crecer los cultivos y su rendimiento. El aumento de eventos meteorológicos extremos, la menor disponibilidad de agua o la elevación de la concentración de CO2 en la atmósfera, son algunos de los efectos del cambio climático que están dejando huella en la agricultura española.
Desde 2006, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) es el marco de referencia para la coordinación entre las administraciones públicas a la hora de evaluar los impactos, la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático en España de los distintos sectores potencialmente afectados, entre los que figura el sector agrario.
Actualmente está en marcha el tercer programa de este Plan, elaborado para el periodo 2014-2020.
Entre las líneas de acción prioritarias para hacer frente a este reto, el documento recoge expresamente la revisión de los impactos y la adaptación al cambio climático en las principales zonas y cultivos agrícolas en España, así como en los espacios y cabañas ganaderas.
Proyecto AgriAdapt
A escala mundial, la región mediterránea será una de las más afectadas debido a los cambios previstos en su clima, como la reducción de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas más pronunciado en los meses estivales (+6,0ºC) que en los invernales (+3,8ºC), según recoge un informe elaborado gracias a la iniciativa AgriAdapt, un proyecto apoyado por la Comisión Europea y en el que participan entidades de Alemania, Estonia, Francia y España.
La mayor frecuencia de eventos climáticos extremos también jugará un papel decisivo, especialmente en aquellos agrosistemas cuyo valor productivo es bajo o irregular (como es el caso de los cereales de secano) mientras que, para los cultivos de regadío, la disponibilidad del agua será un factor crítico para su supervivencia.
Soluciones sostenibles
El sector agrario español necesita urgentemente soluciones prácticas y sostenibles de adaptación que minimicen los efectos del cambio climático, sobre todo en la productividad y el rendimiento de los cultivos y la ganadería. Precisamente, la Fundación Global Nature, entidad española participante en AgriAdapt, está desarrollando un programa de adaptación sostenible de diferentes sistemas agrarios en España.
En concreto, desde esta institución tienen previsto analizar la vulnerabilidad al cambio climático en 30 explotaciones piloto para implementar después medidas prácticas de adaptación, que serán seleccionadas en colaboración con los agricultores y ganaderos, en función de su viabilidad y sostenibilidad ambiental en diferentes ámbitos (agua, biodiversidad, etc.).
Los sistemas agrarios implicados en España incluyen cereales en Castilla y León, cultivo de tomate en Extremadura, viñedos en la Comunidad Valenciana, explotaciones ganaderas en dehesas de Extremadura y vacuno para producción de leche en Cantabria y Castilla y León.
Agricultores y ganaderos han detectado ya la necesidad de realizar modificaciones en su trabajo diario. Entre las adaptaciones, según los cultivos, se encuentran el cambio de variedades (más precoces o tardías), la modificación del calendario de cultivo o de cosecha, o cambios en la irrigación. En las producciones ganaderas, algunas medidas se centran en el manejo del ganado y los pastos, la mejora genética y de los niveles de sanidad, etc. Todo ello con el fin de poner remedio al impacto del cambio climático, un fenómeno imparable.
Factor sostenible
España cuenta con el sistema de seguros agrarios más desarrollado del mundo. Con vocación de universalidad en cuanto a producciones y riesgos asegurables, y concebido como instrumento de apoyo a la política agraria, el seguro agrario ocupa un rol destacado en la sostenibilidad de este sector.
Los daños por pedrisco y heladas son habitualmente los de mayor importancia para la agricultura española. Según datos de Agroseguro, en 2017 se acumularon en este ámbito siniestros por valor de 108 millones de euros entre mayo y septiembre.
Y es que la meteorología fue especialmente adversa durante todo el ejercicio. La sequía, a causa de una prolongada escasez de lluvias y temperaturas más elevadas de lo normal, afectó especialmente a los cultivos herbáceos, que sumaron una siniestralidad de 230 millones de euros. Asimismo, las heladas de los últimos días de abril de 2017 ocasionaron daños en los viñedos en todas las D.O. importantes, con unas indemnizaciones de 74 millones de euros. En conjunto, la siniestralidad se elevó a 745,74 millones de euros (un 52,9% más que en 2016).
Principales impactos
Climatológicos
- Incremento significativo de los eventos extremos: heladas, sequías y tormentas intensas.
- Reducción de las precipitaciones medias.
- Modificación de la duración de las estaciones.
Biológicos
- Atraso/adelanto en la floración de diferentes especies agrícolas.
- Aparición de especies invasoras.
- Alteraciones fisiológicas en los cultivos.
- Reducción de la polinización y de la población de abejas en colmenas en apicultura.
- Disminución de la producción de pastos verdes en el sector vacuno, ovino y caprino.
Económicos
- Reducción de rendimientos en determinadas producciones agrícolas.
- Pérdidas ocasionadas por la menor calidad de los productos cosechados.
- Menor rentabilidad en las explotaciones ganaderas.
Si necesitas información adicional para asegurar tu cosecha, acércate a tu oficina de Caja Rural más cercana.

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