
¿Dinamizar la España vaciada? Con turismo sostenible, es posible
En nuestro país, el 84% del territorio alberga solo al 16% de la población, mientras que el 84% de los habitantes reside en el 16% restante. Nos referimos a las zonas rurales, que han visto agudizada la pérdida de vecinos en los últimos 50 años. Como los habitantes tienden a concentrarse en las urbes, cada vez con más frecuencia las personas escogen lugares alejados de las multitudes para disfrutar de su descanso. Si estos destinos son los pueblos de la España vaciada, se puede lograr el impulso que evite su desaparición.
Muchas localidades pequeñas se están viendo cada vez más reducidas. Por eso, la despoblación rural se está abordando desde diferentes vías, como la creación de planes de empleo, las mejoras tecnológicas y de comunicaciones, la incentivación del ecosistema emprendedor y el fomento del turismo rural.
Más visitas, menos soledad
Este tipo de turismo no solo revitaliza zonas ‘vacías’, sino que fortalece la economía de los pueblos, creando empleo y generando ingresos a la vez que ofrece experiencias únicas a los visitantes. El atractivo principal es la posibilidad de conocer lugares recónditos y culturas disfrutando de la desconexión en entornos naturales.
El turismo genera una cadena de valor interesante: a la vez que fomenta sectores como el hotelero, hostelero y comercial, incentiva la demanda de otros servicios. Un solo hotel en un enclave rural puede ayudar a proliferar restaurantes, cafeterías… pero también transportes, tiendas de alimentación, artesanía o productos del campo. Y pretende ser mucho más que eso, dinamizando localidades para que no caigan en el olvido.
Ante todo, responsabilidad
No se busca un turismo masivo, sino sostenible y de calidad, que permita a los habitantes beneficiarse de tener visita, sentirse menos solos y aprovechar los recursos que se generen en el lugar. Además, es un tipo de ocio que no es estacional, sino que puede funcionar durante todo el año —con mayor o menor demanda en función del clima—.
El ecoturismo, por ejemplo, brinda la posibilidad de realizar actividades imposibles de encontrar en entornos urbanos, como la observación de flora y fauna, el cicloturismo, la interpretación del medio natural, las rutas culturales o los paseos a caballo, entre otras.
Precisamente por eso hablamos de turismo sostenible con una gestión responsable, que no derive en la gentrificación o la construcción de nuevas viviendas. Debe estar basado en iniciativas que minimicen la contaminación, vigilen el agotamiento de los recursos y cuiden del entorno.
Ventajas para todos
La práctica ha ido ganando fuerza en los últimos años. Según datos del Observatorio de Turismo Rural, más de la mitad de los turistas han cambiado los destinos masificados por el medio rural. La principal motivación es la abundancia de opciones al aire libre, seguida de la visita a entornos culturales menos conocidos.
Esta creciente modalidad de turismo puede transformar la vida de los pueblos, la economía y la sociedad de esta España vaciada. Con el compromiso de los establecimientos y de los visitantes, el mundo rural puede experimentar un escenario revitalizado y beneficioso para todos, combatiendo la despoblación y mejorando la calidad de vida de los habitantes.

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