Un corredor fluvial por el Camino de Santiago

La etapa 16ª de La Vuelta es corta, porque es una contrarreloj individual, pero variada. Parte por primera vez desde el Circuito de Navarra, sigue por municipios clave de la ruta jacobea y llega a Logroño, donde esta prueba ha terminado 17 veces. Los ciclistas del Caja Rural-Seguros RGA rodarán en esta ocasión en casa, donde encontrarán con seguridad el apoyo de la afición.

El de Navarra se une así a circuitos como el Jarama, Jerez o Assen, por los que La Vuelta ha rodado ya en otras ediciones. Tras un día de descanso el pelotón se enfrenta a esta prueba que empieza con un trazado diferente, el del circuito, y termina en la capital riojana donde los especialistas podrán terminar sacando algunas diferencias.

En esta ronda, que discurre entre viñedos y bodegas, os proponemos uno de los itinerarios en bicicleta de los que dispone esta ciudad llana y sin grandes distancias donde la bici es un medio de transporte ideal.

Pero antes recorremos el terreno de esta contrarreloj que desciende desde la campiña navarra hacia el cauce del río Ebro para llegar a La Rioja. Los Arcos, Torres del Río y Viana son tres de las ciudades por las que pasa y tres lugares, sin duda, de importante significado en el camino jacobeo.

De la velocidad del circuito pasamos a la calma de una antigua villa de traza medieval. Los Arcos es una espléndida localidad donde confluyen los caminos y que está atravesada por el río Odrón. Cuenta con la impresionante Iglesia de Santa María, de exterior tardo románico pero con un interior de esplendoroso barroco.

Santa María es la antesala de lo que viene después, la Iglesia del Santo Sepulcro, ya en Torres del Río, otro pequeño pueblo con encanto ubicado en la depresión de la vega del río Linares. Por sus empinadas callejuelas de trazado irregular se pueden ver impresionantes caserones barrocos.

En la parte baja, casi escondida, se encuentra la joya arquitectónica del románico, la iglesia del Santo Sepulcro cuya construcción se cree que se debe a la Orden del Santo Sepulcro y de ahí que su arquitectura evoque a la basílica de Jerusalén. Lo que está más o menos claro es que su uso fue funerario.

La última localidad del Camino de Santiago Navarro es Viana, una ciudad que ya no vigila, sino que descansa sobre un cerro desde el que siglos atrás tuvo que defenderse de Castilla. El esplendor lo tuvo entre los siglos XVI y XVIII y de ello dan buena cuenta palacios, casas e iglesias.

Desde ahí se llega a Logroño, una ciudad que con su puente de piedra medieval da idea de la riqueza patrimonial que atesora. Y es precisamente en la capital, en su corredor fluvial donde os proponemos un recorrido de casi 7 kilómetros que discurre por el cinturón verde de Logroño, por los tres parques periurbanos. Un paseo en bici por un paisaje variado con la constante del agua en todo el recorrido, que se puede disfrutar en cualquier estación del año.

La exigencia de este pequeño itinerario es baja y permite disfrutar plenamente del ecosistema, del paisaje típico de la ribera fluvial al margen de los ríos Ebro e Iregua.

La salida está en el cuarto puente y a través de la Pasarela del Ebro, el Paseo de la Florida, la Pasarela Iregua hasta el final en el barrio de La Estrella. Especies ornamentales y diversa fauna acuática forman parte de este trazado que aunque está junto a lo urbano no deja de sorprender. Garzas reales, patos migratorios, ciruelo japonés, álamos blancos e incluso lirios se pueden contemplar en el recorrido.

El Parque del Ebro y el Parque del Iregua son jardines consolidados de diversidad donde poder evadirse del bullicio del centro de esta ciudad, en la que han ganado etapas ilustres del ciclismo como Bernard Hinault, Eric Vanderaerden u Óscar Freire. El último fue el alemán John Degenkolb, en 2014.